lunes, 7 de junio de 2010

Cuatro periodos entre dos grandes del básket

Un balón da tres vueltas en el aire. Un sinnúmero de miradas siguen su trayecto. Esperan su retorno. Dos manos se elevan en su búsqueda. Sólo una de ellas lo logra. La alcanza, la golpea y con fuerza la arroja hacia su derecha. El balón sale de la cancha. Así comienza el encuentro entre los equipos femeninos de U.T.E vs. E.S.P.E. Este partido corresponde al triangular clasificatorio de la Liga Nacional de Básket.


Sobre una cancha lisa, se movilizan diez jugadoras. Pantalonetas rojas distinguen a las integrantes del equipo de la E.S.P.E. “Adelante. Empieza amarillo”, grita Diana, líder del equipo. Según Juan Carrascal, fan de la E.S.P.E., las jugadoras se entienden por colores. “Cada color significa una jugada diferente. Nadie más que ellas comprenden lo que se dice”.


Esta estrategia es la creación del director técnico, Patricio Ponce. “No sólo manejamos colores. Algunas jugadas están identificadas con números o letras”. Ponce permanece sentado junto a las ocho suplentes. Mantiene una posición estática durante el primer periodo de juego. “Así es al principio. Después no hay poder humano que logre detenerlo”, manifiesta Anita Vera, jugadora.


Mientras tanto, el partido continúa. E.S.P.E. domina el campo de juego. El número 10 de una camiseta se distingue en el encuentro. Inicia una jugada. Tras un saque desde el lado contrario, la 10 atraviesa a velocidad por el lado diestro. Una joven rubia y alta intenta detenerla. No lo consigue. Con un pase de pique que produce eco en el Coliseo Julio César Hidalgo, el balón anaranjado llega cerca del aro. La 7 lo eleva. El lanzamiento falla. “Necesitamos gente más fuerte, que no deje pasar”, advierte Danna, jugadora extranjera de la U.T.E.


Una joven se levanta rápidamente de la banca de la U.T.E. Un hombre, portador de un calentador, la abraza. Es Paúl Beltrán, entrenador del equipo. Las suplentes se reúnen formando un círculo. Beltrán se inclina y levanta una pequeña pizarra líquida. Explica a la joven la tarea que deberá desempeñar. Abandona la circunferencia. Forma una perpendicular usando su mano izquierda y el dedo índice de la derecha. Solicita tiempo para instruir a las muchachas.


Por su parte, los miembros de la mesa directiva, aprovechan el minuto para estirar su cuerpo. “Es cansado permanecer sentados tanto tiempo”, manifiesta Luis Cedeño, coordinador de los árbitros. Y es que el partido se constituye por cuatro tiempos de diez minutos, con entretiempos de cinco. A la mesa retorna Gonzalo Valencia, comisionado técnico. Revisa su hoja de apuntes. Informa a Cedeño sobre el reporte de faltas, tanto del público como de las jugadoras y cuerpo técnico.


Los equipos retoman el partido. Junto a la mesa directiva se coloca Judy, de la U.T.E. Se prepara para ingresar. Acomoda los cordones de sus zapatillas mientras un fuerte pitazo invade al coliseo. Indica el cambio. Tras continuos tiros libres y fuertes golpes, el partido culmina. E.S.P.E. vence 103 a 91. Las jugadoras abandonan la cancha. Diana recibe una nalgada de su compañera 7. Es un gesto de felicitación característico de todos los partidos. Las ganadoras esperan a su próximo rival: Malvor.


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