miércoles, 23 de junio de 2010

Periódico Social Mejía

periodico definitivo

Ecuavoley: El negocio de Chimbacalle

Miércoles, sábados y domingos, los moradores de Chimbacalle se reúnen en la Liga Barrial para presenciar los partidos de ecuavoley, en los que se disputan grandes cantidades de dinero.

El viento sopla fuertemente y el sol impide la visibilidad. Son las tres de la tarde de un fin de semana de diciembre. Personas de todas las edades caminan cerca de la avenida Napo al sur de Quito. Se dirigen a las canchas de ecuavoley de la Liga Barrial de Chimbacalle. Atraviesan una puerta alta elaborada con mallas e ingresan a su destino. Se pueden observar dos canchas rodeadas por paredes y alambre que impiden la salida del balón a la calle.

En el centro de la primera cancha se reúne un grupo de hombres que ríen y discuten sobre los jugadores que participarán en el partido de ecuavoley. De la agrupación, se desprende un hombre bajo que lleva una mochila sobre su hombre izquierdo. Es Juan Carrión, “El negro”, quien acude todos los fines de semana a estas canchas para participar como juez. “En nuestro sector, el ecuavoley no es un deporte sino un negocio. Muchos hombres y mujeres no trabajan pero mantienen a sus familias con lo que ganan en los partidos de miércoles, sábado y domingo de cada semana”.

Carrión comenta que antes de cada partido, además de determinarse los equipos que jugarán, hablan sobre el monto de la apuesta. Este valor debe ser superior a 20 dólares y varía de acuerdo a la categoría y calidad de los jugadores. “Los buenos jugadores apuestan de 200 dólares en adelante, por cabeza. Los intermedios 100 dólares y los principiantes entre 20 y 100 dólares”. El público que ve estos partidos, al igual que los jugadores, apuesta su dinero asegurando que el equipo en el que confía, ganará.

Los seis hombres que se enfrentarán en este partido están designados. Se agrupan en equipos de tres y eligen, de entre el público, a la persona que será el juez del partido. Éste a su vez, escoge a otra persona para que intervenga como juez de línea situándose junto a uno de los postes que sostienen la red. La gente sale de la cancha y se distribuye en los graderíos que rodean al sitio deportivo. Los jugadores ingresan a unos pequeños y oscuros camerinos para cambiarse de ropa.

Mientras tanto en las afueras. José Morocho, jubilado y residente de Chimbacalle menciona que existe un reglamento que regula el juego del ecuavoley. Esta ley se ocupa de los jugadores y los accesorios materiales que emplean para jugar. En el caso de la red, Morocho dice que puede ser elaborada de lino, nylon, yute o cabuya con 70 cm. de ancho y 9, 50 mts., de largo y se la debe colocar a 2,85 metros de alto.

Los jugadores salen a la cancha. Se acercan a Luis Andrade, el árbito designado para dirigir el partido, y le entregan el monto de dinero que apostaron. De esta cifra, Andrade recibirá el 10%. La audiencia habla en baja voz sobre los equipos formados, utilizando los sobre nombres de cada integrante. Luis Andrade sostiene que el público y los jugadores son los mismos de cada semana. “Se conocen entre sí. No se conocen los nombres de los jugadores pero sí sus apodos”...


Lo que existe y lo que nace

La música en el Ecuador es un elemento primordial que da paso a la pluriculturalidad. Varía de acuerdo a la etnia, la religión y la clase social. Existen desde ritmos populares, legado de nuestros antepasados, hasta tendencias modernas que nacen de la influencia extranjera. Se distinguen los yaravíes, sanjuanitos, albazos, bombas, marimba, pasacalles y el legendario pasillo ecuatoriano.

Pero si de modernismo se trata, existe una nueva tendencia denominada música extrema, que combina diversos tipos de ritmos y estilos como el Hard Core-Punk, Crust, Rap-Core, Punk y Ska. Para los aficionados, esta música permite demostrar, abiertamente, los sentimientos, pensamientos y la vida en sí.

La música extrema tiene principal acogida en la población juvenil de nuestro país. Se trata de escenas o mezclas de diversos ritmos, con lo cuales se expresan la inconformidad y la rebeldía de la juventud con la sociedad tradicionalista y, exclusivamente, con la corrupción política. Con este género musical, los jóvenes proponen soluciones para los actuales problemas del Ecuador.