miércoles, 19 de mayo de 2010

La Iglesia brinda escasa atención a las víctimas de abusos sexuales

En los últimos tres meses, se revelaron públicamente los abusos sexuales a menores de edad, por parte de los religiosos de la Iglesia Católica, en países como Irlanda, Alemania , Holanda, Austria, Suiza, Estados Unidos, Chile, Brasil, España, México, etc. Según datos expuestos en la BBC de Londres, el 80% de las denuncias fueron presentadas por personas adultas, que sufrieron los abusos cuando eran niños. Acusan al Papa Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, de haber encubierto estos delitos, cuando dirigía la Congregación para la Doctrina de la Fe.


De las tres mil denuncias presentadas, el 10% corresponde al delito de pedofilia. El diccionario de la Real Academia de la lengua define a pedofilia como “la atracción erótica o sexual que una persona adulta siente hacia niños o adolescentes.”


Cristina Paredes, sicóloga del colegio Santa Dorotea, comenta que los abusos sexuales son el resultado de desviaciones que provocan satisfacción mediante el poder. “Las personas que sacian su necesidad sexual acarrean traumas de niños. Posiblemente, en el pasado, fueron víctimas de abusos por parte de allegados o familiares. Ahora que tienen autoridad, se aprovechan de su cargo para abusar de inocentes. Este acto produce mayor satisfacción y placer”.


Los medios de comunicación, como el New York Times, informan a la audiencia que el Vaticano instruyó a los religiosos para que no comunicaran a las autoridades judiciales en el caso de conocer algún abuso sexual. La instrucción privada Crimen sollicitationis (delitos de insinuación) publicada en 1922 por las autoridades eclesiásticas, advertía que las víctimas y testigos de delitos se arriesgaban a la excomunión, si hablaban.


En 2001, la Congregación para la Doctrina de la Fe actualizó el documento con la carta Delictis gravioribus (los delitos más graves) firmada por Joseph Ratzinger, prefecto, y Tarcisio Bertone, secretario. El comunicado establece que las denuncias son válidas cuando el menor abusado cumpla 18 años. Llegada la fecha, se sanciona a los sacerdotes pederastas.


Pablo Del Hierro, profesor de teología de la Universidad Salesiana, comenta que de acuerdo con el Código Canónico, aquel sacerdote que cometa un delito puede recibir suspensión temporal, prohibición, privación y en casos más graves, la terminación del estado clerical. “Se trata de una especie de salvedad con respecto a la pederastia y el sexo célibe”.


El Derecho Canónico expone que la pérdida del estado clerical puede suceder como una pena por delitos graves o por la petición del propio sacerdote, para escapar de la vigilancia de la iglesia o porque quiere casarse. “En el primer caso se castiga al cura pedófilo. En el segundo, se le hace un favor”, añade Del Hierro.


La pena por el delito de pedofilia es aplicada por cada diócesis. Mientras que la petición de dispensa del estado clerical es labor de la Congregación para la Doctrina de la Fe. “Así sucedió en el caso de Stephen Miller Kiesle, sacerdote acusado de abusos a menores. Fue parte de 2 procedimientos. Primero, la investigación canónica por parte de la diócesis de Oakland (Estados Unidos). Y segundo, la petición de descargo del propio sacerdote”, menciona Carlos Velasco, clérigo de la diócesis de Chimbo, provincia de Bolívar.


En el Ecuador, el Código Penal no reconoce el término pedofilia. Trabaja sobre la base de los Delitos de Explotación Sexual. Hernán Romero, abogado de la Asesoría Jurídica ALEGA afirma que “el Registro Oficial No.45 del 23 de junio del 2005 dice que aquel que promueva, induzca, participe, facilite o favorezca la captación, traslado, acogida, recepción o entrega de personas recurriendo a la amenaza, violencia, engaño o cualquier otra forma fraudulenta con fines de explotación sexual, será reprimido con reclusión mayor ordinaria de ocho a doce años. Si la víctima fuere una persona menor de dieciocho años de edad, se aplicará el máximo de la pena”.


En el caso de Kiesle está involucrado el Papa Benedicto XVI, por encubrimiento de los abusos. Sin embargo, el Pontífice respalda su silencio como un secreto adscrito en la carta Delictis gravioribus, que prohíbe admitir delitos de pedofilia. Apremiado por las recientes denuncias, Benedicto XVI dirigió una carta a todas las víctimas de los abusos, manifestando su consternación, pero sin ofrecer ningún tipo de justicia.


No obstante, Bertha García, socióloga de la Universidad Católica, sugiere la necesidad de un juicio canónico a los culpables de pedofilia y atención a las víctimas. “Sólo así se reconstruirá el clima de justicia y confianza en la institución eclesial. Se debe considerar la gravedad moral de traición de la confianza depositada en los miembros de la Iglesia, con respecto a la conducta que deberían testimoniar”.


Por su parte, Velasco asegura que la Iglesia se está ocupando del restablecimiento de las víctimas. “Muchos episcopados dirigen establecimientos, donde los torturados se expresan, son escuchados y atendidas con trato paternal, espiritual y humano”. El clérigo informa que la Iglesia Católica mejorará la formación y selección de los candidatos al sacerdocio.



No hay comentarios.: